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3- Consumo de aceites vegetales y aceites de pescado

En 1940 comenzó el desarrollo máximo de la industria aceitera en el Río de la Plata,  primero en Argentina y luego en Uruguay. La primera aceitera uruguaya se funda en 1935. 23

La superficie sembrada con girasol en nuestro país, según datos de la sección Estadística de los Servicios Agronómicos, había experimentado un enorme ascenso, pasando de 2.500 há en 1934 a 102.449 há en 1941. 24 Las estadísticas de consumo de aceite a escala mundial son cada vez más crecientes como muestra la gráfica.

Para América Latina, el consumo de aceite vegetal diario por persona en la década del 60 era de 10 a 12 grs. , creciendo a más del doble, 30-32 gramos en la década del 90.

Este excesivo uso de los aceites vegetales en nuestra dieta, ha desplazado el consumo de grasas saturadas de origen animal, cambiando así sustancialmente el estilo de vida actual, desde las típicas recetas del arte culinario de nuestros abuelos, a los parámetros que señalan las gráficas sobre consumo de aceite. El ingreso de AGPI de origen vegetal a gran escala ha sido sin lugar a duda uno de los cambios más importantes en la historia de la alimentación humana del siglo pasado, con repercusiones a gran escala: sociales, económicas, sanitarias y ambientales.

Argentina, país vecino con características culturales similares a las nuestras, presenta en las últimas décadas un impresionante incremento del consumo de aceites, por ejemplo, en las estadísticas industriales de producción y consumo de éste aceite, se observa que en la década del 90, el consumo nacional aparente de aceite de girasol, pasó de 200 mil toneladas a más del doble al final de la década.

De esta gráfica, de datos de la Dirección Nacional de Alimentación de Argentina, surge que el consumo promedio en 1998, fue de 16 grs. de aceite de girasol solamente, sin considerar el resto de los aceites; estos 16 grs. de aceite de girasol proporcionan 11,2 grs. de ácido linoleico omega-6. El aporte de las grasas vacunas, sebo o manteca, contienen naturalmente un 2 % de ácido linoleico. Para igualar este aporte de omega-6 a partir de aceite de girasol, con grasa vacuna o manteca necesitamos 560 grs.  o sea que el aceite de girasol aporta 35 veces más omega-6 que la grasa vacuna, sin aportar omega-3.

Recién en la década del 80, estudios de diversas disciplinas sugieren efectos deletéreos del alto consumo del ácido linoleico proveniente de dichos aceites. Como ejemplo, en el ámbito internacional, se menciona a Israel, país que tiene una de las dietas con los rangos más altos del mundo de grasas poliinsaturadas/saturadas (P/S), cuya población consume algo más del 8 % de AGPI Omega-6 que en los EEUU, y algo mas del 10-12 % que en la mayoría de los países europeos. 26

Los judíos de Israel pueden ser considerados como un experimento poblacional de una dieta basada en los efectos de un alto contenido de AGPI omega-6 sobre las enfermedades crónicas, dieta que por otro lado ha  sido ampliamente recomendada. A pesar de tales hábitos en Israel, paradójicamente, hay una amplia prevalencia de enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes mellitus no insulino dependiente y obesidad, todas enfermedades asociadas con hiperinsulinemia e insulino resistencia. También hay un incremento en la incidencia y tasa de mortalidad por cáncer, especialmente en mujeres, en comparación con los países occidentales. 27

Los estudios sugieren que un alto consumo de ácido linoleico  puede agravar la hiperinsulinemia e insulino resistencia, tanto como ser sustrato para la peroxidación lipídica y formación de radicales libres. De esta manera, lejos de ser beneficioso, las dietas con alto contenido de AGPI omega-6 pueden tener a largo plazo serios efectos adversos, actuando como vínculo entre la hiperinsulinemia, aterosclerosis y carcinogénesis.

Las tradiciones del Río de la Plata no muestran históricamente una mayor tendencia hacia el consumo de productos de mar, al contrario, a principios del siglo pasado es notoria la nutrición basada en un alto contenido en grasas saturadas; a mediados del siglo esa tendencia cambia claramente, a tal grado, que en países vecinos, como Argentina, ya no existe el parámetro de consumo de grasas saturadas en las encuestas del Instituto Nacional de Alimentación, puesto que estas han sido sustituidas ampliamente por grasas de origen vegetal, es decir por AGPI. Dado el peso de ciertas tradiciones de consumo, y sobre todo por el comercio a gran escala que inunda constantemente de información basada en alimentos altamente procesados con alto contenido de AGPI, es difícil lograr un cambio en estos nuevos hábitos de alimentación sin una buena educación.

Analizando los perfiles lipídicos de los aceites de origen marino vs los aceites vegetales, es notoria la gran diferencia en relación con el porcentaje contenido de ácidos grasos poliinsaturados: omega-6 (linoleico) / omega-3 (linolénico). Esta relación en aceites de girasol es de 70% omega-6 / 0% omega-3; maíz  de 59% omega-6 / 1,2% omega-3; y soja  55% omega-6 / 7% omega-3.

La mayor parte de los aceites vegetales comestibles que usamos con los alimentos en mayor proporción, y que observamos en el cuadro, tienen un alto contenido de ácido linoleico (omega-6) y carecen ampliamente de ácido linolénico (omega-3), a diferencia de los aceites de pescado que están en situación opuesta, por lo cual consideramos imprescindible el uso de estos aceites del mundo marino en la dieta humana contemporánea para suplir dicha carencia.

Proporción de ácidos grasos en diferentes aceites

Como resultado de este cambio nutricional todas nuestras células contienen en su membrana fosfolipídica un exceso de omega-6 AA y una carencia de omega-3 DHA.

Estos ácidos grasos son parte fundamental en la célula porque disparan los mecanismos de defensa; y el desequilibrio en la relación entre ambos altera la respuesta del organismo ante las defensas; ya que los ácidos grasos omega-6 y omega-3 actúan de manera conjunta en las defensas celulares, frente a agresiones provocadas por microorganismos invasores, lesiones físicas o bioquímicas, causadas por la respuesta humoral de la sangre.

 La ruptura de las membranas celulares es la primera etapa. La activación de la fosfolipasa A2 (que inhiben los corticoides) desprende los ácidos grasos araquidónico y DHA que son transformados por las enzimas cicloxigenasa y lipoxigenasa, en productos llamados eicosanoides.

Estos productos son prostaglandinas, leucotrienos y tromboxanos, compuestos que tienen acciones locales y sistémicas que actúan sobre los tejidos circundantes y sobre los vasos sanguíneos, preparando la zona afectada para su defensa.   La respuesta inflamatoria es desencadenada por el AA que tiene la misión de evitar el ingreso de gérmenes para luego activar la reparación de los tejidos lesionados.

La enzima cicloxigenasa genera la prostaglandina E2 que aumenta la proliferación de vasos sanguíneos y la trasudación de los mismos, provocando edema, dolor y aumento de temperatura. El tromboxano A2 aumenta enormemente la agregación plaquetaria favoreciendo la formación de trombos necesarios para evitar la pérdida de sangre en la lesión de los tejidos. La enzima lipoxigenasa transforma el AA en leucotrienos de los cuales el B4 tiene una acción quimiotáctica muy potente convocando células blancas al sitio de inflamación para organizar la inmunidad humoral y celular. El DHA utiliza las mismas enzimas para producir eicosanoides, pero éstos tienen acciones muy diferentes a los productos del AA ya que son aproximadamente 100 veces menos inflamatorios que los productos del AA. El DHA tiene un efecto inhibidor sobre el AA compitiendo con este por las mismas enzimas que ambos usan en sus procesos bioquímicos.

Suplementar la dieta con lípidos omega-3 y especialmente DHA es imprescindible para reestablecer el equilibrio. Los lípidos marinos del hemisferio sur contienen más DHA (20% aprox.) que los lípidos del hemisferio norte (8% aprox.). El EPA (ácido Eicosapentanoico) es un precursor del DHA y no es tan efectivo a la hora de suplementar como el DHA.

Un aspecto fundamental en cuanto a los suplementos marinos de omega-3 es su potencia para revertir desequilibrios. Por un lado su contenido en DHA y por el otro es la integridad física de esta molécula, ya que es un poli-insaturado con seis instauraciones que le dan una gran inestabilidad. La extracción de aceites de pescado tradicional aplica cocción y altas temperaturas que afectan un gran porcentaje del DHA, por destrucción directa o por rotación molecular. Esta rotación cambia la configuración natural cis a trans. La mayor parte de los lípidos de la naturaleza son de configuración cis, siendo los trans producto de la manipulación.

La obtención de suplementos de AG omega-3 a partir del aceite de pescado presenta dificultades, dado que los aceites de pescado son un subproducto en la fabricación de harina de pescado; siendo imposible mantener parámetros de calidad para la obtención del aceite. La alta insaturación de éstos omega-3 de cadena larga convierten a la integridad molecular en un punto crítico a la hora de elegir un método de obtención de éstos ácidos grasos. El calor necesario para la separación del aceite de los componentes hidrosolubles afecta la configuración espacial de la molécula, impidiendo esto la unión reversible con el centro activo de las enzimas del metabolismo celular implicado. A esta característica del producto la relacionamos con la actividad biológica de los ácidos grasos omega-3, es así que vemos que los aceites de pescado industriales y refinados tienen menos actividad biológica que los aceites presentes en el pescado en su forma natural. Esta situación fué el punto de partida para que en 1985 comenzara a investigar sobre el desarrollo de una nueva técnica de extracción lipídica a partir del hígado de pescado. Hasta que logré crear un nuevo procedimiento de obtención de lípidos sin uso de calor ni productos químicos a partir del hígado de pescado, el cual fue patentado en 1997 en el Ministerio de Industria, Energía y Minería, como técnica industrial única basada en gravitación en frío sin antecedentes hasta la fecha.28

El producto obtenido mediante esta técnica tiene la particularidad de tener eficacia terapéutica para corregir los trastornos generados por desequilibrio de estos dos ácidos grasos: omega-6/omega-3 en la membrana celular.

  • Registro de patente de procedimiento de extracción de aceite de pescado 1997
  • Aceite de hígado de pescado (merluza) obtenido por una técnica exclusiva (centrifugación en frío) de extracción sin uso de calor ni productos químicos.
  • Los AG omega-3 permanecen en un 100% en su estado natural sin sufrir alteraciones de configuración cis a trans.
  • Registro como especialidad farmacéutica ante el MSP año 2003

Mecanismo de acción:

  • Actúa directamente sobre la membrana fosfolipídica.
  • Modifica la fluidez de membrana celular.
  • Produce eicosanoides de la serie 3 y 5.
  • Inhibidor competitivo del ácido araquidónico y sus productos.
  • Normaliza la agregación plaquetaria: es antitrombótico.
  • Hipolipemiante: sobre todo disminuye triglicéridos.
  • Acción a nivel de SNC y SNP.
  • Acción antiinflamatoria y quimiotáctica.
  • Terapéutico y preventivo.

Vía de administración:

  • Oral

Dosis:

  • Preventiva: 5 cc/día.
  • Terapéutica: -15 cc/día

                            -20 cc/día en personas de más de 100 kg de peso.

Indicaciones:

  • Dislipemias.
  • Trastornos inflamatorios.
  • Trastornos autoinmunes.
  • Enfermedades cardiovasculares.
  • Tratamiento coadyuvante en neoplasias.
  • Suplemento dietético en individuos sanos y enfermos.

Efectos adversos:

En algunas personas: aumento de deposiciones, náuseas, flatulencia y eruptos que desaparecen cuando se ingiere con las comidas.

Precauciones:

  • En pacientes con trastornos hematológicos medicados con anticoagulantes se debe administrar con precaución.
  • En pacientes con antecedentes de colecistitis no se debe administrar en ayunas.

Interacciones:

  • No se han detectado interacciones con otros medicamentos.
  • Precauciones en  uso concomitante con warfarina.

Tratamiento con aceite de pescado

El tratamiento con este producto se indica en todos aquellos desordenes en los cuales los niveles de DHA están afectados. Debido a la esencialidad de estos ácidos grasos es necesario corregir los desequilibrios causados por déficit de DHA,  con un producto que contenga suficiente DHA en estado biológicamente activo como nuestro producto. La incorporación de omega 3 corrige el déficit que inevitablemente presenta la alimentación actual con exceso de AGPI omega 6. Ante sintomatología de desequilibrio omega-6 /omega-3, se debe ingerir como mínimo 3 gr diarios de DHA omega-3, proveniente de aceites marinos de buena calidad.

Una vez reestablecido el equilibrio de estos AGPI, lo que se evidencia clínicamente por la desaparición de los síntomas, se debe continuar con la ingesta en menor proporción, en una dosis aproximada de 1 gr diario de DHA, dependiendo del contenido de omega-6 de la dieta diaria. 

Lo primordial en el tratamiento dietético con AGPI omega-3 es revertir el desequilibrio en relación con los AGPI omega-6, pero además, se deben evitar las comidas elaboradas con aceites vegetales como las frituras o mayonesas; ya que de esta manera también se contribuye a mantener el equilibrio restablecido mediante el tratamiento con AG omega-3.  El resto del balance calórico de la dieta aportado por las otras grasas, saturadas y monoinsaturadas, no implican un problema grave a la hora de reestablecer este equilibrio, pero si es necesario controlarlas en términos cuantitativos cuando el objetivo es disminuir el aporte calórico de la dieta,  especialmente en los casos de obesidad. Las grasas saturadas no generan trastornos graves en personas con sus ácidos omega-6/ omega-3 en equilibrio, con la excepción de que aumentan el aporte calórico total de la dieta.

Por lo tanto es necesario durante el tratamiento con aceite de pescado evitar el uso de aceites vegetales para cocinar, sustituyéndolo por aceites altos en oleico o de oliva o manteca de leche u otras grasas.

Para que el tratamiento con omega-3 sea eficaz, el producto empleado debe mantener la integridad molecular en un 100 %; es decir, debe tener  alta actividad biológica, lo cual solo se puede obtener con el uso de un aceite de pescado obtenido en condiciones físicas especiales.

SIGLAS:

AA: Ácido Araquidónico – AGE: Ácidos Grasos Esenciales – AGPI: Ácidos Grasos Poli-Insaturados

AINE: Anti-Inflamatorio No Esteroideo – DHA: Ácido Decosahexaenoico – EPA: Ácido Eicosapentaenoico

MSP: Ministerio de Salud Pública – PCR: Proteína C Reactiva – SNC: Sistema Nervioso Central

SNP: Sistema Nervioso Periférico – VES: Velocidad de Eritrosedimentación

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